Abrazos de antihistamínico

Llevo semanas con una alergia malísima. Y, a ver, soy un poco despistada también.

Entonces, cada día, llego con una alergia horrible a la oficina, si llego andando, por el polen.
Pero es que en la oficina, lo de pasar el aspirador, por mucho que nos juren y nos requetejuren, no lo hacen.

¿Cuál es el resultado? todo el santo día encontrándome mal. No sé si es por el polen, por los ácaros de la humedad por los ácaros de los de sin más, de los de toda la vida, o por los ácaros de chichinabo.

Pero bueno, siempre me llevo mis antihistamínicos -nótese que aprendí a escribir esta palabra hace no mucho, y no estoy muy segura de que lo haya escrito correctamente-.

Pues total, que soy despistada, y un día traigo mochila al trabajo, otro día traigo el bolso, y hacer el trasvase hace que me deje cosas por el camino porque mirad, si todos los días me voy de casa pensando que me he dejado una estufa que ni existe puesta, imaginad unas pastillas minúsculas.

Y yo no tengo muy claro si todos los antihistamínicos hacen lo mismo a todo el mundo, pero igual que sé que cuando me los dejo en casa, entre unos y otros, nos ayudamos mucho y me dan de los suyos, no siempre son de los que tomo yo, pero me ayudan un poco. 

Pero cuando tomo los que verdaderamente necesito, me dan una sensación de tranquilidad, de paz, de sentirme bien, de pensar que ya no me va a volver a dar un ataque de alergia jamás, que reconfortan. Además, duermes de bien que no veas. 

Pues me pasa lo mismo con los abrazos. Los abrazos adecuados arreglan casi todo. Lola, la madre de una de las personas más importantes de mi vida (y de las siguientes probablemente) siempre dice que los abrazos tienen que ser de más de 20 segundos, que se los de siempre así, que es cuando empezamos a liberar endorfinas o puede que dopamina, o maybe oxitocina. No sé, ya he dicho arriba que a mí de cosas de estas no me habléis que no me entero. 
Pero lo que está claro es que hacen sentir bien, reduce el estrés, y mejora la comunicación.

A veces, entre dos personas, no se saben decir con palabras todas las cosas que se quisieran decir. O no se puede, o no se debe. Pero es un hecho que los abrazos mejoran la empatía. La empatía, de hecho, es como un abrazo emocional. Pero cuando no se tienen las herramientas, a veces un abrazo -físico- lo arregla todo.

Estudios de la universidad de algún sitio dicen que los abrazos nos vuelven más pacientes, nos quitan la ansiedad e incluso mejora nuestro sistema inmunológico.

A lo que venía aquí era a decir que hay abrazos y abrazos. En Irlanda entre la gente que se conoce, lo mismo que nosotros nos damos dos besos, se dan un pseudo-abrazo de los que en cuanto se tocan se apartan. Hay abrazos de gente que te importa bien poco que te abracen, hay abrazos de grupo, abrazos por buenas noticias, abrazos por malas noticias, y abrazos que simplemente se dan porque puede que estés con una persona concreta y lo único que te apetece es que ese sea el abrazo que te libere las endorfinas, la oxitocina y los chakras si hacen falta. Porque hay abrazos que hacen que la sonrisa y la felicidad y la tranquilidad que te transmiten, duren, al menos, hasta que te vas a dormir. Como los antihistamínicos, ayudan a dormir. Que ya lo dijo Daniel Ojeda:


Hay abrazos que curan, y no los receta un doctor
— Daniel Ojeda