Querida Amiga
Hoy hablaba contigo mientras veía “Cómo perder a un chico en 10 días”, y te decía:
– Algún día seremos super felices sin necesidad de ninguno, y entonces aparecerá el que esperamos.
Nuestro infierno, por llamarlo de alguna manera, durará un tiempo.
Son momentos difíciles, sobre todo cuando te acostumbras a lo que te gustaría que fuera el resto de tu vida.
Pero hoy, viendo la peli, me he dado cuenta de que no podemos perder algo que nunca hemos tenido. Ojo, que lo que hemos tenido ha sido genial en un alto porcentaje, pero no hemos tenido lo que inconscientemente queríamos. Por lo tanto, una vez más, somos afortunadas.
Afortunadas por darnos cuenta de lo que no queremos. Como en la universidad. Que, ahí, también, vamos pares. Sabías lo que no te gustaba, y lo apartaste de tu vida. Fue entonces cuando, tanto para ti como para mí, todo cambió. Cada una a su manera pero, piénsalo: si todo el mal rato me sirve para estar donde estoy hoy, ¿dónde tengo que firmar para pasar todo ese sufrimiento, y lo que no es sufrimiento?
Seguro que lees esto con los auriculares rosas, o esos de mariquitas que te cogí aquel día, sentada en el bus de camino al trabajo. Tú imagínate que estoy ahí, callada, ese único momento del día en el que estábamos calladas, y escucha algo bonito.
Y piensa en eso, en que a pesar de que esto sea una piedra en el camino, nosotras, que casi siempre vamos en zapatillas, no vamos a tener ningún problema para saltarla.
Qué ganas de darte un abrazo