La adaptación al cambio

Llevo una vida entera escuchando lo difíciles que son los cambios, lo difícil que es para cualquier persona adaptarse a un cambio de país, cambio en la vida persona, incluso cambiar de un canal a otro.

Estoy un poco asustada de la facilidad que estoy teniendo. Bueno. A ver, que no es que sea fácil, pero que me adapto bien.

Primero fue el cambio del país, a un sitio en el conocía a absolutamente cero mil cerocientas cero cero personas, después de un año y un mes, ya tenía mi familia allí, les dejé y me fui a Dublín. 

Una vez en Dublín, pasan tantas cosas que todo termina de aquella manera:

Cambio de casa, decir adiós a una relación - que es cierto que no me hacía ningún bien, sin entrar en detalles, pero fácil no ha sido.

Y supongo, porque lo he visto a mi alrededor, que lo más difícil es dar el paso y no dar marcha atrás. ¡Qué difícil es eso!

Las doscientas dudas cuando ves que tu cerebro ha decidido no filtrar y expulsarlo por tu boca. Y decir: da igual lo que me digas, se ha acabado. No me vas a convencer, esta vez no.

Y darte cuenta de que el tiempo pasa mucho más rápido de lo que pensabas y que, de alguna manera, le has dado al fast forward, nos hemos puesto en agosto, y ya le has dado la vuelta. 

 

Hablaba con dos grandes amigas el otro día sobre la gestión de las emociones, y una de ellas decía que el Ser Humano tiene ahora muchos más problemas psicológicos que antes.
Sin embargo, no lo creo así:

La psicología no es una ciencia que esté tan desarrollada al nivel de otras ciencias, pero el ser humano ha empezado a admitir de manera muchísimo más abierta que existen razones por las que cada persona actua de una manera distinta ante distintos estímulos.

Eso va a ayudar, pero aún queda un largo recorrido. 

Y en Irlanda aún más. 

 

“El logro real no depende tanto del talento como de la capacidad de seguir adelante a pesar de los fracasos.” Daniel Goleman.