I smell snow -Spoiler alert-

No voy a decir que he visto ya los 4 capítulos de Gilmore Girls. No. Voy a confersar que ya los he visto DOS VECES.

Si me vas a leer, por favor, tienes un poco más abajo la canción que quiero que escuches mientras me lees.

¿Ya? Pues te cuento:

Después de hacer un ridículo espantoso en el trabajo - ¿quién me iba a decir que iba a llorar tantísimo y tan desconsolada si no me acuerdo de la última vez que lloré delante de gente sin que fuera al teléfono y hablando con mi familia? - me he puesto a pensar en qué es lo que me ha afectado tanto. He tardado menos de dos minutos en darme cuenta.

gilmoregirls

Toda mi vida pensé que Rory, en el mundo de Ane, era una persona, una amiga, bueno, una hermana que tengo desde hace ¿20 años ya, en serio? y hoy me he dado cuenta de que, en 2016, yo soy Rory. Pero no sólo yo, mucha gente a mi alrededor en Irlanda, de todas las edades, es Rory en 2016. Pero aquí he venido a hablar de mi libro:

La metáfora de Rory durmiendo un día en casa de su madre, otro en la de sus abuelos, en casa de Lane, de Paris, de Logan, y sus ganas de decirle al mundo que es su momento para no tener raíces de ningún tipo es, exactamente, lo que llevo tiempo queriendo decir al mundo "todo bien, el fracaso no existe, si vuelvo, si me cambio, no es fracaso, es búsqueda de experiencias nuevas". Mirad, no sé. Porque he visto la frustración, la infelicidad, la frustración otra vez y, sobre todo, la frustración en sus ojos. Y no hay peor sensación.

La frustración de que todo tu alrededor confíe mucho en tu potencial - o al menos eso dicen - pero tú, sin embargo, estás constantemente preguntándote: ¿qué narices estoy haciendo con mi vida? si todo el mundo, de mi presente y de mi pasado, parece que sigue adelante, que tienen un plan, pero yo no. Yo sigo aprendiendo a vivir, no sé si mi vocación realmente tiene salidas, o si en algún lugar me van a querer. O si alguien me va a querer. Porque no me dejo y, porque aunque tuviera en algún tiempo pasado quién, yo sabía que aún me quedaba un largo camino por recorrer. Geográfico, y del otro. 

 
 

Decidme el secreto, ¿cuándo diseñasteis el plan? Y no me digáis que sobre la marcha. Yo llevo una vida planeando mi vida. Luego sale todo del revés, pero la planeo.

La planeo tanto que llevo años, AÑOS, sabiendo lo que quiero, pero soy tan imbécil que soy incapaz de ir a por ello. Por lo mismo que Rory, por miedo. Por miedo a la frustración de no haber conseguido primero mis metas, y por no moverme sólo por una variable de mi vida. O por miedo a que no salgan las cosas bien. Claro.

Ojalá pudiera hablar con nombre propio, pero creo en la magia, porque quizás no huela la nieve, pero hay un olor, en cualquier país, cuando llega el invierno, y el sol te da en la cara, que sabes que sí, que ya ha llegado y es un olor que, por alguna razón, me llena de emoción. Hoy olía así cuando caminaba hacia el trabajo. Y pensaba en, bueno, la magia. 

He terminado los cuatro capítulos y ya estaba llorando. Yo quizás no tenga esas cuatro últimas palabras, pero ha habido una que, al azar, ha aparecido en mi pantalla inmediatamente después de terminar. Cuando intentaba no pensar en todo esto que escribo. Y quizás me haga falta un poco más de eso. De magia.