Temporada 2015/2016

Menudo año, majos.A mí me decís el 1 de enero del 2015 que os iba a estar escribiendo desde Irlanda mientras trabajo en un sitio rodeada de gente genial, y que ceno con unas personas increíbles y, a ver, no me lo creería. Vamos, que ni en broma. El otro día hice la historia esta de las 9 fotos con más likes del año, y, evidentemente, la mayoría eran selfies. Llevo ya años con la cuenta, y siempre he ido con la verdad por delante: "atardeceres, selfies horteras, comida y probablemente más selfies horteras" reza mi bio. Pero parece que lo hace a propósito, la primera foto es el anuncio de que me voy de San Sebastián para aterrizar en Cork. Una ciudad que, como he comentado anteriormente, está llena de puentes, pubs e iglesias. Ahora también de charcos e inundaciones, y tormentas con nombres de persona cada semana. Vamos, movida tocha, hermanos. Pero también está llena de gente nueva que he ido conociendo, por ejemplo, la historia random por excelencia por la que he conocido a -menos Ali- todos con los que ceno hoy. El Señor Óscar Sánchez. Resulta que una de mis ex compañeras de piso y yo salimos a tomar algo un jueves tonto allá por ¿abril? y al rato ya íbamos 4 pintas y nos pusimos a bailar con el resto del zoológico. En esas un chico se pone a hablar con ella, y yo ahí, de sujetacandles, bailando sola, probablemente Beyoncé, o las Spice Girls. O LA GASOLINA, que inexplicablemente la he oído más en Irlanda que en España en los últimos 3 años. Al rato, el chaval, en una táctica de conquista a la chavala, se hizo el majo conmigo, preguntándome a ver de dónde era. Aquí entramos en un tema ambiguo -y cero político-: Yo soy donostiarra. Y cuando me preguntan los españoles, digo que soy de Donosti, que soy vasca. Pero el chaval era, no sé, de Brasil, maybe. O lo que fuera, y le dije que española. Y me pregunto a ver de dónde. Sorprendida por su pregunta porque, bueno, pensaba que acto seguido me iba a decir que a ver si de Sevilla o algo así y tendría que acabar diciéndole que no, que mira, que soy de la ciudad más moñoña del mundo y muero de ganar por ir a tocar un tambor 24 horas seguidas. Y no es plan. Aunque al final lo hice. -QUIERO MI TAMBOR DE ORO-. Lo hice, y resulta que me dice que tiene un amigo que también es de allí. Saqué mi libreta de pasar lista tipo "¿que hay un donostiarra en esta ciudad que no conozco?" y bueno, es que es de Irun. Pues nada, media noche hablando con Óscar, para acabar dándonos cuenta de que tenemos aproximadamente, 43873652936 millones de amigos en común. Nos intercambiamos los números y ese sábado salí con ellos. Con una resaca terrible, la primera desde que llegué, pero gracias a Molly Malone, o a Roy Keane (al que creímos verle durante Boxing Day/ St. Stephen´s Day) no me rajé, y puedo decir que no me puedo alegrar más. Cheesy, pero cierto a más no poder. Después de eso han venido muchos cambios, de casa, conseguir un trabajo. Aunque conseguir casa, en este país, es infinito más difícil. Vamos, que es como para llorar. Tengo amigas que han tenido que dormir en el suelo de casas ajenas en su primera semana de trabajo porque no encontraban casas. Pero hoy no voy a hablar de dramas, hoy es un día bonito. Todas esas fotos han sido etapitas en esta aventura que, de momento, seguirá hasta que se me cruce el cable. Pero soy feliz. Aún cuando las cosas no han ido bien, no me llegaba casi ni para comer, tuve un drama muy gordo... ha resultado que todo lo que decía Esperanza Gracia de mi 2015, era cierto. He acabado el año con más dinero del que empecé -hago una pausa para hacerle la transferencia a mi casero, así que igual no es cierto esto que os digo-. Vale, puede que siga siendo verdad lo de Esperanza, pero le debo como dos millones de pesetas a mi padre. ¡HOLA AITA! También tenía razón en que aunque en febrero me ilusionara por cosas, antes de la llegada del Otoño se convertirían en decepciones. Pero la llegada del Otoño me traería sorpresas, y vaya si las ha traído. :) Estoy viviendo cosillas aquí, en el Sur de este país que de ninguna manera hubiera vivido en el Norte del mío, por preciosa y maravillosa que sea San Sebastián. No es Barandilla de La Concha todo lo que reluce. Es increíble, cada vez que miro el resumen en fotos me vienen 100 millones de cosas a la cabeza, y no me puedo creer que haga casi un año que vivo aquí. Me caes bien, Cork, aunque lleves lloviendo más tiempo del que recuerdo, aunque haga frío, aunque Leonor se meta contigo todas las mañanas cuando terminamos nuestro momento musical, me has dado la vida. A los Panitas <3 (incluso a la Cartagenera que nos ha abandonado) hace 3 meses y medio que os conozco, pero (abro calculadora), 680 horas de trabajo después... Madre mía, habré engordado por vuestra culpa, pero ni mis días, ni mis tardes, ni muchas de mis noches serían lo mismo. Además, ahora tengo excusa para recorrerme sunny Spain -menos Gasteiz, Raúl, ahí hace frío, tú mándame patatas-. Sois el Equipo al Rescate, el paño de lágrimas y el Equipo de Psicólogos -Laura, tú la única de verdad, pero no voy a hacer como el pesado este que te cuenta sus penas :P-, aunque en realidad todos estamos un poco tarados, ya sabéis, Belén, La Cari. Es esa persona que nos alegra las mañanas, pero un día sacará la katana y nos dirá EJQUE ME TOCAIS LOJCOJONE. Qué va, es mentira, es un osito amoroso. Os quiero mencionar a todos, pero a ver, como empiece a contar intimidades, la liamos, y ante todo discreción. Y comida. Siempre comida. No, en serio, me habéis dado una vidilla que no es ni medio normal. Ha sido un último cuarto de año accidentado, aunque me comentan que cuando le ven al accidentado por la Avenida de la Libertad con su mujer, esa que es tan guapa, con los ojos tan azules, y con más mala leche que yo -pero sólo porque me lleva ventaja con la edad-, maneja la muleta como un profesional. Al mangarrán de su hijo ya le visité hace poco, así que auguro que discutiremos aprox. en la cena del primer día que llegue a Donosti. #LaFamiglia. Y los de la cena de hoy, y la posterior fiesta. ¿Qué decir de vosotros, familia corkeña? me habéis ayudado mucho más de lo que creéis, las comidas que acaban en cenas que acaban en jaleo, desde su primera edición, hasta la cena de hoy, y las que quedarán, pasando por las paellas de Daniel -aunque no tengan mucho arroz, ¿eh, Juan?-. Y que Ali está aquí. Ali, que ha sido mi amiga desde primero de carrera, seguramente no habremos sido las supermásíntimas del universo, pero hemos sido muy buenas amigas, y aún es el día que estamos poniendo a parir a alguien, y no me creo que esté aquí. Agüita comadreja, hija mía. ¿Quién nos lo iba a decir? Hemos estado prácticamente un año sin vernos, llegué de Polonia, y al primer "¿quién es este macarra tan majo?" sabía que era como si nos hubieramos seguido viendo desde entonces. A los macarras de buen corazón que ven partidos de la Real sin pedírselo -valiente, eres un valiente-, y cuidan de una espalda rota y hacen de las Navidades otra cosa. A esos también. No me voy a olvidar de los que estáis allí: Tirrines, Familia de Tirrines, hermanas, amigas, amigos, Mejores Amigos, a las que se mudan a otra ciudad, POR FIN, a seguir sus sueños, a las parejas de mi vida que me van a traer dos sobris postizos nuevos a los que voy a querer como si fueran míos, aunque esté lejos. A las rubias con niñas de casi-ocho-años-ya de las que me acuerdo todos los días de mi vida y ojalá pudiera tomarme el vermú cada domingo con ellas -con la cría no, con la madre-, a los que fueron mis jefes de prácticas pero se convirtieron en grandes amigos, a los que compartían oficina y acabaron compartiendo su amistad conmigo, a los que los viernes me aguantáis en el enésimo txakoli -y no, viejas del Koh Tao, no sois vosotras, ellos os aguantan también a vosotros- no sé, es que me dejo un montón de gente, pero no por es que no os quiera. Es que si habéis llegado al final de esta entrada, realmente sois gente que agradezco que esté en mi vida, porque si no, ¿de qué me ibais a aguantar así?

A todos, muchas gracias por este 2015, por animarme, por dejar que os conoza. Brindo porque tengáis un 2016 insuperable.