Los días un poco menos malos
“But there's a beginning in an end, you know? It's true that you can't reclaim what you had, but you can lock it up behind you. Start fresh.”― Alexandra Bracken, The Darkest Minds
****Perdonadme las faltas ortograficas, pero escribir con tildes y enies desde el ordenador irlandes es muy complicado, asi que lo siento si os sacais los ojos en algun momento*****
Ayer fue un día de lo más particular. Me desperté un poco bastante triste porque dentro de poco y de sopetón es momento de despedidas que no preveía hasta dentro de bastantes meses, y arrastre la mala sensación todo el día, supongo que lo de ir a un sitio en el que no conoces a nadie también tiene sus cosas malas. Y más si es una ciudad de paso. Así que no estaba muy animada, pero me prometí hace bastante que iba a ser más positiva, y lo tengo que ser, así que hoy empiezo mi día pensando en las cosas buenas que me pasaron ayer. A VER, uno de los mejores futbolistas EVER me ha empezado a seguir. Pegue un gritito en la oficina de emoción y mis jefas se sobresaltaron, pero lo entendieron cuando vieron de quien se trataba Siguió el día con cierta tristeza, pero Ángel, mi amigo Einyel (que desde aquí le mando un beso de mongui de los míos) me empezó a mandar vines y cosas de esas que nos gustan que me hicieron reír una barbaridad a la hora de comer. Y, finalmente, después de entregar un informe muy tocho de un estudio de mercado que he hecho para el Colegio de Contables de Irlanda (os juro que no sé cómo soy capaz de hacer estas cosas, bueno, a ver, si, si sé, porque he ido a Deusto y tuve una profe (Kaixo, Alazne!) que nos metió mucha caña para que aprendiéramos). Total, que no se si os habéis enterado, pero aquí también hay elecciones, el viernes. La cosa está así: hace unas semanas había que inscribirse (si eres irlandés, claro) para votar este viernes a favor o en contra de la igualdad en el matrimonio. Os voy a ser sincera, cuando llegue aquí no tenía ni idea de que aun andaban con estas historias. Pues bien, estuve con la asociación de estudiantes en Dublín, estuve ayudándoles con ideas, y tal, porque, bueno, por si no queda claro, si tuviera derecho a voto en este país, votaría a favor, evidentemente. Y ayer, iba por Grand Parade con St. Patrick’s, zona híper transitada de Cork y me viene un señor con una pinta horrible y una camiseta desgastada a darme una papeleta diciéndome que votara no. 1) Señor, gracias por el cumplido de creer que soy local 2) pero no. Y le enseñé mi pulserita del #VoteYes y le dije que ‘Venga hombre, que estamos en 2015’, todo esto con mi cara más seria –de mala leche-. El señor me miro todo lo mal que pudo y, orgullosa de haber ido contra ese ultra católico (porque no tengo en nada de los católicos, pero los extremos no, gracias), seguí mi camino a comprar café al Cork Coffee Roasters, que había empezado el día mal porque se me había acabado el café, Thank God que tengo una madre guay que me mando Cola Cao y al menos pude sobrevivir unas horas. El caso es que a los tres pasos me encuentro a dos chicos con flyers de Vote Yes de la Student’s Union y se acercaron a mí. Yo pensaba que me iban a dar un flyer y lo que me dieron fue un abrazo para darme las gracias. Les conté que me daba mucha pena no poder votar, pero hablamos un poco y, bueno, espero que lo consigan. Aunque, si os soy sincera, lo veo difícil tal y como están las cosas. Este es un país que está muy adelantado en un montón de cosas, pero en otras va siglos por detrás. Y no voy a hablar de la ley del aborto, la inexistente, me refiero. Sin ir más lejos, el martes, mientras iba corriendo hacia un parque a unos km de mi casa, vi a un padre con sus dos hijos retirando carteles de apoyo y vanagloriándose del tema. No sé cómo explicarlo, eran como tres hooligans, con cara de ser los amigos tontos de Draco Malfoy en Harry Potter. Al padre le faltaba tirarles una galletita por lo TONTOS, PERO TONTOS TONTOS que eran. Cada vez que quitaban uno se chocaban la mano y hablaban como orangutanes (perdón, orangutanes de verdad, por faltaros al respeto, estáis un eslabón por encima de esa familia), gritando que los homosexuales eran monstruos. Estuve a punto de decirles algo, pero 1) tenía el rio demasiado cerca, y 2) de esa no salía con vida, os lo aseguro. Y Cork es una ciudad muy segura, pero vi demasiado odio en esos ojos. Toda la calle les miraba con desprecio. Pero con miedo. Miedo a que de verdad haya mucha gente que piense como ellos y este país no pueda evolucionar.
Pero vamos a pensar que mañana la gente votara con cabeza y que, aunque sea ajustada, por favor, esto acabe en algo bueno.
Como os contaba, fui a por el café, y ya os he hablado alguna vez de esta cafetería. Es muy cuqui, tiene un café riquísimo y unas pastries muy ricas también. Pero lo mejor de todo es que el 95% del staff es majísimo, y ayer estaba mi favorito, un chaval que todos los findes coincide que le toca el CCR al que voy, porque hay varios en mi ruta de la mañana y solemos coincidir. El día de San Patricio, pobre, tuvo que trabajar y fui a desayunar sola y me dio conversación (aunque fui divina, a primera hora se me intuía una resaca prodigiosa de St. Practice, que es como se le llama a la víspera). Y desde entonces cada vez que me toca que me atienda, me pregunta que a ver qué tal el trabajo, que a ver si sigo contenta en Cork, que bla bla bla. Y ayer tener a un ‘desconocido/conocido’ preguntándome a ver si estaba contenta en el trabajo, y que hacía ya un par de semanas o tres que no me veía, pues me hizo ilusión y me alegro la tarde. Y me regalo un bombón de chocolate. Fui a casa y me entro el bajoncillo de nuevo, hacia un día estupendo y todo el mundo estaba ocupado entre estudios y demás, y hacían 20 grados. En Cork. Era el típico día que en Donosti concluiría con una cerveza en El Muro. Viendo el atardecer. Pero aquí… Y decidí que, mira, en casa no debía quedarme, porque iba a ser peor, así que subí al cuarto de mi compañera de piso canaria y le dije: Cris, nos vamos a beber unas pintas. No es una pregunta.
Y le lleve a Deep South, es un sitio que si lo ves desde fuera parece un cuchitril. Un bar enano, pero tiene un beer garden con mesas de madera y bancos corridos de esos laaaargos, largos. Un Beer Garden GIGANTE, y me encanta. Así que ahí le lleve, a la meca de lo hípster/pijales de Cork (Cork es pequeño, hay que compartir el espacio). YY estando allí, llevábamos un rato tomando una cerveza, y de repente se me sienta una chica al lado y me dice: a ver, tengo una pregunta que hacerte. Es una pregunta muy importante y no quiero que te la tomes como una ofensa. A mi amiga le da corte preguntarte, pero necesitamos saber a qué salón de belleza vas porque queremos ir y pedir que nos pongan tu pelo, como sea, pero queremos tu pelo. Me entro la risa, pero loca. Vamos, que me dieron ganas de darle un abrazo, porque lo decía en serio. Ya le dije que le iba a salir un poco caro porque solo me pongo en manos de Marta G. (Calle Urbieta 4, 1er piso en Donosti, probablemente uno de mis sitios favoritos de Donosti, siempre salgo contenta y me lo paso pipa). Total que nada, que estaban un poco tristes pero me hicieron mucha gracia. Sobre todo porque iba con una coleta muy mal hecha y no tenía el pelo recién lavado. Graciosísimo.
Así que el día no fue tan malo, supongo, aunque al llegar a casa recibí un mensaje que no me hizo excesiva gracia, pero decidí dormir. Con las 3 pesadillas locas que me han perseguido esta noche y las 200 veces que me he despertado. Pero he salido a correr a las 6.30 un rato, porque era mejor que me despejara, venia un día largo, y era el momento perfecto para intentar quitarme los 300 kg que he cogido en este país. A veces hay que trabajar el positivismo, pero este es un ejercicio que a veces se hace necesario en los días malos. Porque no son tan malos. P.D. Esperanza Gracia lleva 3 semanas teniéndome en la zona baja de la tabla y lo estoy notando, pero al menos hoy en el horóscopo diario me ha dicho que guay. Seguiremos informado.