Primeras 24 horas en Cork

Ayer, después de todo el día viajando, llegué a Cork. Una ciudad curiosa. A Irlanda la cubre una nube enorme, es una pasada, pero es parte del paisaje, supongo.Salí de Madrid por la mañana, muy pronto por mi neurótica familia que apostaba a que perdería las maletas, el vuelo o la cabeza. En la puerta de embarque ya empecé a desarrollar mi sociopatía: un BorjaMari exigiendo entrar antes porque tenía prácticas de vuelo (iba con su madre, su madre era muy maja, me dijo que mi bolso y mi abrigo eran muy bonitos), y yo pensaba: pues haber estudiado, mangarrán. En fin. En el vuelo había un sitio libre y tocó a mi lado, al otro lado del sitio libre un asiático majísimo que se pasó el vuelo dormido (en serio, cuando llegué a mi asiento ya estaba dormido). A los tres minutos de despegar luché como una jabata para no dormirme, pero fue una tarea imposible, la noche anterior estuve cenando con amigos y se nos alargó entre patxaranes y cremas de orujo, me desperté 17 veces durante las 4 horas que dormí pensando que perdía el avión así que estaba cantado: me pasé el vuelo dormida. Cuando aterrizamos recogí mis maletas y pasé por el control, eran las 12.30, una pena porque el bus a Cork sale a las y medias y tenía que esperar una hora, pero bueno, pensé, echo el rato leyendo y punto. Fui a por mi ticket para el AirCoach (los buses) y nada, que dentro de una hora. En eso que veo un bus que pone Cork express y le pregunto al señor de los autobuses: ¿puedo ir metiendo las maletas? Lo flipa un rato y me dice: ¡¡corre!! Que se ha retrasado y ese es el de las 12.30. GRAND (que así es como se dice "de puta madre" aquí). Me monto y se me sienta al lado un adonis. Un adonis que se quedó dormido y no me dio conversación, pero me daba igual, tenía enchufe y wifi, todo lo que necesito para vivir. Bueno, tenía hambre porque no comía nada desde las 7.30 de la mañana, pero aguantaba (como le decía Jorge el militar a María José en GH1). Escribí a Irati, una chica majísima a la que no conocía que está también en Cork con la misma beca que yo y le pregunté a ver dónde se habían hospedado hasta encontrar casa: BRU BAR HOSTEL. Y nada, reservé cama para unas noches de por si acaso. Sí, arreglando el mundo desde el bus, tenía 3 horas de trayecto. Después estuve fichando sitios de interés, a pesar de que Marti y Maite me han hecho una guía excelente de sitios a los que debo ir durante mi estancia en Irlanda. Anyway, que diría aquel: llegué a Cork, la parada está a unos 200m del hostel así que ahí me fui, con mis 50 kg (50 reales) más mochilota al hostel, pago, y me dan la tarjeta de mi habitación. Tuve que subir 3 pisos con la maletas mientras pensaba: ¿Para qué querrá la peña Cross Fit? Esto es un sufrimiento. Lo conseguí, entré en el cuarto y saludé con un inglés perfecto: era catalana. Estuvimos de charleta un rato y me fui a comprar una tarjeta prepago para vivir aquí. Sí, he vuelto a 2001 y ahora voy a saldo. Eso sí, GIgas ilimitados (Irlanda, 12 points). Fui a comprar chocolate (que sigue en la bolsa de la compra) y me senté a tomar una caña en el bar del hostal, porque yo qué sé, entre comer y beber... Blah. Hice dos amigos en menos de dos minutos: tendrán posiblemente cerca de 50 años, unos tíos majísimos. Todavía no me acostumbro a que la gente sea tan agradable y maja (el gen vasco, es lo que tiene). Me pagaron dos cervezas más y nada, subí a cambiarme porque había quedado con Irati. Irati, que se merece el cielo porque ha aguantado mis preguntas de ignorante total, y además es un solete. Cenamos una Burger en un sitio súper chulo en el que las camareras nos odiaron porque se hizo pelín tarde. Es que aquí todo cierra para las 6pm, y nos dieron las 10.30pm (me tengo que acostumbrar a escribir así esto porque aquí lo de las 22.30 no lo utilizan mucho). Volví al hostal y estaban los dos hombretones escoceses que había conocido antes. Uno había tenido una cita a ciegas y había escapado escopeteado (me reí mucho) subí al cuarto, teníamos una inquilina nueva, que solo ha parado a dormir, me duché, me puse el pijama y caí rendida en menos de lo que canta un gallo. Hoy la inquilina, Nicole, se ha ido a las 6.30, me he medio despertado, he bebido agua y he vuelto a dormir hasta las 9. He bajado a desayunar, un desayuno que parecía aquello, no sé, la casa de GH cuando pierden 3 pruebas seguidas. El peor café de la historia y me he ido a dar una vuelta por Cork, he curioseado, pateado, ya me han parado de un programa de la tele y les he dicho que no podía ayudarles porque llevaba menos de 24 horas aquí. Me he tomado un café que tampoco estaba muy bueno, he ido apuntando en mi agenda cositas para ir a visitar estos días, mirar en el mapa los pisos que tengo que visitar y me he ido a comer sola, evidentemente, al English Market. Este sitio ya es mi favorito de Cork. Mogollón de comida, es como el mercado de San Martín (el viejo) pero infinito mejor. Y he descubierto que en la parte de arriba cada día cambian la oferta de la carta con producto de los productores de abajo. Oye, increíble. Me he comido un sangüis de spicy beef, que está en la Marti & Maite list, y he disfrutado del rato ahí. Otra vez, los trabajadores majísimos. Al terminar de comer, he contestado a un email, y me he ido a patear callejuelas de nuevo. He ido al Penneys, que es el Primark pero aquí todo tiene otro nombre (nota mental: buscar la razón) y me he comprado un par de cositas que me hacían falta. He vuelto al hostal y otra inquilina nueva. Huele raro. Ahora me toca visitar un piso, que por dentro es genial pero no es mi zona favorita, y el sábado (aunque intento adelantar la fecha) miro otro en la misma calle del hostal, que está estupendamente. Hasta aquí las #AneInCork news. Subo unas fotos de lo que he ido contando.

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