En busca de la patata frita perfecta

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Los dos grandes amores

Semana de exodoncia, sopas, antibióticos y mucho Sex & the city han hecho que tenga tiempo para volver aquí.  

Hace un par de capítulos me he topado con el capítulo que temía, ese en el que Charlotte dice que ha leído en una revista que en la vida se tienen dos grandes amores.  

La última vez que vi la serie no había ni dos amores (aunque entonces no lo sabía), ni medio amor, ni historial digno, ni me había leído ‘El Zahír’. Juraría que la teoría sale, en realidad, de ahí: 

 “Dicen que a lo largo de nuestra vida tenemos dos grandes amores. Uno con el que te casas o vives para siempre, puede que el padre o la madre de tus hijos… Esa persona con la que consigues la compenetración máxima para estar el resto de tu vida junto a ella…

Y dicen que hay un segundo gran amor, una persona que perderás siempre. Alguien con quien naciste conectado.Tan conectado que las fuerzas de la química escapan a la razón y os impedirán, siempre, alcanzar un final feliz. Hasta que cierto día dejaréis de intentarlo… Os rendiréis y buscaréis a esa otra persona que acabaréis encontrando.

Pero os aseguro que no pasaréis una sola noche, sin necesitar otro beso suyo, o tan siquiera discutir una vez más… Todos sabéis de qué estoy hablando, porque mientras estábais leyendo esto, os ha venido su nombre a la cabeza.

Os libraréis de él o de ella, dejaréis de sufrir, conseguiréis encontrar la paz (le sustituiréis por la calma), pero os aseguro que no pasará un día en que deseéis que estuviera aquí para perturbaros. Porque, a veces, se desprende más energía discutiendo con alguien a quien amas, que haciendo el amor con alguien a quien aprecias”.

 Yo no sé si esto será cierto o no, es decir, si hay dos o tres o más. O ninguno. No lo sé. A veces me encantaría que tuviéramos el comodín de la bola de cristal para saber de qué va todo esto, o para tener pistas desde, más o menos, los 18 años. Sé que quita toda la gracia, y que entonces perderíamos el factor de la experiencia, de los corazones rotos... Pero supongo que a todos nos gusta tener el control de la situación a veces.