En busca de la patata frita perfecta

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Miedo

La gente con miedo a los sentimientos me repatea. Las personas con miedo a querer, con miedo a tomar decisiones aunque tengan las cosas claras.
El miedo a encontrarte el lío después, ya sabes, tener que recoger la basura al final del día.

Bien, pues a veces sin saberlo, sin pensarlo y sin siquiera necesitarlo encontramos lo que necesitamos, o a quien necesitamos. Y podemos aceptarlo y dar un paso adelante, o quedarnos a medias. 

Suena a frase facilona, pero todas las cosas pasan por una razón, creo.

Al igual que yo no pensaba volver a Cork el día que dejé esta ciudad hace un año, y que pensé que el siguiente paso sería volver a mi primera casa, aquí estoy. Por alguna loca razón, o muchas, el universo ha decidido que caiga aquí. Que me pasen doscientas mil cosas, algunas peores, pero un montón de ellas son mejores. Y me han devuelto el brillo, las ganas, y la confianza.

La gente cambia, y eso nos enseña a dejarlos ir. Cuando las cosas van mal, aprendemos a apreciar las cosas cuando salen bien. Y a ser positivos y valorar lo que sí que tenemos. 

Me he creído dos millones de mentiras en mi vida, y con ellas he aprendido a confiar sólo en mí. Hasta que me demuestren lo contrario.

Y a veces las cosas buenas se acaban para dar la bienvenida a cosas mejores.