Galway mola
¿Cómo explicar estas cosas? He vuelto Stendhalizada de Galway. Galway es microscópico pero lleno de encanto. Y hemos tenido la suerte de que nos haga sol, al menos uno de los dos días. Y aunque estuviéramos a 1º, el sol calentaba. Hoy nos hemos dado cuenta de que, sin querer, hemos hecho 7/10 de las cosas que hay para hacer en Galway. Y es que es eso, es que no tiene nada, pero da la sensación de que lo tiene todo.
Y la compañía, en todo viaje es importante. Y esta vez no ha podido ser mejor, no me imagino mejor fin de semana que este.
Venir a Irlanda me ha servido de muchas cosas, pero sobre todo para darme cuenta de que tengo que olvidarme de los cotilleos de pueblo, cotilleos de escalera. Tengo que confiar muchísimo más en mi instinto. Venir a Irlanda me ha supuesto entender mucho mejor y saber quién era el enemigo. Aunque fuera conceptual. Aprender de los disgustos, aunque en el momento pensara que la rabia no se me iba a ir jamás. Y mientras tanto, sin darme cuenta, ver que otras cosas pasaban por donde juraba que no volvía a pasar ni Dior. Cuando las cosas pasan así, rapidito y sin darnos cuenta, nos damos cuenta de la importancia de que todo sea natural. Que salga sin forzar. Que haya pasado ya todo este tiempo y ni nos hayamos dado cuenta. De que sea tan feliz que me doy un poco de vergüenza. De poder ser yo, con todo, mi yo de mala leche, mi yo llorón, mi yo con risa de bruja, o mi yo manos de mantequilla patosa. De, sobre todo, -cheesy alert- poder ser nosotros.