En busca de la patata frita perfecta

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Student Summit 2015

Esta semana es el tipo de semana que me gusta pero que me deja las pilas al 2% y tiritando. En Irlanda los estudiantes se implican al 300% en el hecho de que su vida sea mejor, la de todos. Hablamos de un tanto por ciento de estudiantes que se preocupan y lideran la asociación de estudiantes o pertenecen a ella. Esto en todos los centros de la Isla Esmeralda.

Ayer tuvo lugar la reunión anual en Dublín de todas esas asociaciones, aunque cualquier alumno está invitado a apuntarse. En ella intercambian visiones de su etapa como estudiantes, proyectos, y asisten a charlas de profesionales en las que cada año se habla de un tema genérico distinto.

Ayer tuve la oportunidad de asistir por trabajo y a pesar de las tres horas y media de camino de ida y otras tantas de vuelta, haber trabajado desde bien pronto y llegar a las 2.30 am a Cork teniendo que despertarme a las 6.45, la experiencia fue inspiring. No paro de utilizar esa expresión para referirme a las charlas de ayer. En concreto a una de ellas:

Se trataba de Patrick H. Walsh, que iba un poco a hablar de su libro (literal) pero es que resulta que su vida es mucho más interesante de lo que esperaba, o al menos inspira a toda una generación de estudiantes en Irlanda, se convirtió en TT a los 5 minutos de empezar a hablar. En toda Irlanda.

Este hombre tiene una historia curiosa: teniendo 'todo' en la vida, decidió venderlo e irse a recorrer el mundo. A grandes rasgos: los coches que quería, relojes carísimos, viajes cada fin de semana a ver al ManU... un trabajo que le proporcionaba ese dinero (PwC) y lo dejó todo. No digo que vaya a vender mis posesiones más preciadas (¿un Mac? ¿un iPhone 6?), pero tuvo unas frases que de verdad me inspiraron, el libro caerá la semana que viene, que esta, ya os digo, una locura. También conocí al chico que ganó el Mejor Trabajo del Mundo, en Australia, y así varias historias sobre las que no me voy a extender porque en vez de post, esto sería un libro.

Aunque no lo cuente en orden, la convención comenzó con los Morning Glory, seguro que habéis oído hablar sobre esas raves increíbles sin alcohol en Londres antes de empezar a trabajar. Bien, pues son ellos, y de la nada crearon una en aquel espacio. Lo que es la vida que me sacaron a saltar y bailar con ellos. Pero no os voy a adjuntar un documento gráfico porque yo iba de persona seria y, bueno, lo que es la vida, ¿eh? Acaban de llegar a Dublín y les estuve intentando convencer para venir a Cork. Yo por ellos me despierto pronto. Muy pronto. Me parece una iniciativa genial, de verdad, tenéis que probarlo algún día.

Llegar a casa a las 2.30 después de 17 horas a tope y dormir cuatro, porque hoy teníamos una conferencia de un proyecto que lleva el departamento donde trabajo. Es una historia muy guay que se llama The Cool Route, si nos queréis, buscad en Google y en Twitter, y en Facebook. Lo mejor ha sido que como si fuera un pez gordo, me han llevado a comer a un sitio chulo, ahí tenéis la comida. Os lo admito: echaba de menos un buen homenaje. Eso sí, en cuanto termine de comer esto, si no caigo rendida, mi plan es irme a Franciscan Well a comer la mejor pizza de Cork, porque yo lo valgo.