“Let us dance in the sun, wearing wild flowers in our hair...”― Susan Polis Schutz

Ayer, lunes de Pascua, también era fiesta en Irlanda, y de nuevo, amanecía con un sol y una temperatura espectaculares. Escribí a mis amigas y propuse un picnic. Evidentemente, no salió. Pero decidimos ir a Blackrock Castle. Es un observatorio, en un castillo, en la zona más al Este de Cork City. También se trata de la zona donde vive la gente de bien; qué casas, Mari.

En serio. Vi la casa en plan palacete de la Campiña Inglesa donde quiero vivir. Con unos jardines muy grandes y con vistas al River Lee.

Pedimos un par de cervezas, nos sentamos en la hierba, y disfrutamos del día. Me quemé la cara. Después de un ratete nos volvimos al centro, y fui al cine por primera vez desde que estoy aquí. Y es que yo al cine no voy con cualquiera. Soy rarita: prefiero ir sola que con cualquiera porque no tenga con quien ir. Pero era una invitación irrechazable: Ane, como _____(razón que quedará oculta en el blog y de la que si queréis saber más podéis preguntarme y ya si eso os cuento)________, ¿qué te parece si vamos a ver esa peli de chicas que llevas TODA la semana diciendo poco indirectamente que quieres ver y pillamos el pack de palomitas más grande que haya y maltesers para tumbar a un camión? "UY, ¿SÍ? no hace falta ¿eh? (MENTIRA, SÍ HACE FALTA). Así que así es como terminó otro domingo perfecto, bueno, lunes. Pero ya me entendéis.