Historias locas del Hostel
Esta mañana me he despertado a eso de las 7.30am hora local, vuestras 8.30, mortales.Me he puesto en pie, me he pegado una señora ducha mientras las otras tres del cuarto dormían y me he puesto rumbo al Cork Coffee Roasters, sí, porque es domingo y porque necesitaba café. Y en este santo y republicano país no venden apenas café en condiciones ni hay cafeteras en las casas. He vuelto al hostal y me he puesto a leer una historia de una chica que sigo en Twitter hace bastante que tiene muchismiles de seguidores, una tuitstar total. Ella vive en Irlanda también y justo estaba hablando de las historias de los hostales, del mundo paralelo que existe y contaba algunas anécdotas muy graciosas que le ocurrieron anoche. Nunca, creo, le había escrito, me hace mucha gracia lo que cuenta y la leo, pero me suele pasar mucho que si creo que lo que voy a decir no es muy ocurrente, me callo. Pero es que hoy hablaba de los hostales, del tipo de amistades que se fraguan y de la intensidad del fugaz momento en el que conocen a esa gente. A lo que le he contestado: Amén a todo. Total, que me ha contestado, y nos hemos puesto a charlotear y le he dicho que vivo en Cork y me ha dicho que el fin de semana que viene tenían cogido un hostal en la zona donde he alquilado el piso, y oye, qué bien, pues patatín, patatán, me pregunta que a ver dónde estaba hasta que entrara al piso y le cuento que en el Bru Bar Hostel. Ella también. No nos lo podíamos creer, y las dos escribiéndonos que nos estaba dando la risa floja. En eso que oigo una risa y digo: a ver, Ane, sería muy fuerte, no puede ser. Y le pregunto: oye, ¿no estarás en la 206? EN LA PUÑETERA HABITACIÓN DE AL LADO. Es más, en la habitación de la que me cambiaron el día anterior. Nos hemos abrazado y todo porque la historia era demasiado fuerte para ser cierta. Total que nos hemos ido a tomar un café a un sitio monísimo, hemos charloteado, hemos ido a hacer unas compritas y nos hemos despedido. Pero lo que es la vida, hemos vuelto a estar juntas un rato más tarde. No sé, quizás contado así no tiene tanta emoción, pero es que el mundo es un pañuelo, pero uno muy pequeño además. Y nada, la semana que viene haremos una juerga en condiciones en honor a la magia de Twitter y de los hostales. Por cierto, ella es @MayaRincon_, y no pongo fotos porque su identidad, como la de cualquier superheroína, se mantiene en al anonimato y yo soy una privilegiada por conocerle.
En otro orden de cosas: ya tengo piso, los pisukides son un poco rancios, sólo he conocido a uno, y somos en total 6, pero vamos, que esta tranquilidad me viene estupenda de momento, ya os contaré más adelante.